Vivimos en un constante cambio e innovación en las concepciones artísticas. Las ideas que en algún momento fueron impensables comienzan a ser consideradas y lo visto como convencional inicia un proceso de transformación inevitable en el que todas las esferas del pensamiento se ven involucradas.
La manipulación del sonido, la musicalidad, la armonía, se toman como conceptos de una nueva conformación de piezas que desafían su significado en escencia. El Ruido es ahora parte activa de la creación, no se aparta por el hecho de estar por fuera de lo comunmente conocido como melodía e incluso su existencia puede denotar el inicio de obras completas de genialidad artística.
Es más un llamado a abrirse a contemplar nuevas posibilidades de exploración auditivamente estimulantes.
Andrés Felipe Peláez
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