La primera invención conocida de un dispositivo capaz de grabar sonido fue el fonoautógrafo, inventadó por el francés Leon Scott y patentadó el 25 de marzo de 1857. Este podía transcribir sonido a un medio visible, pero no tenía un modo de ser reproducido después.
El aparato consistía de un cuerno o un barril, el cual recogía las ondas sonoras hacia una membrana, a la que estaba atada una cerda. Cuando llegaba el sonido, ésta vibraba y se movía y el sonido podía grabarse en un medio visible. El fonoautógrafo era considerado como una curiosidad de laboratorio, para el estudio de la acústica. Era usado para determinar la frecuencia de un tono musical, y para estudiar el sonido y el habla. No se entendió hasta después del desarrollo del fonógrafo, que la onda grabada por el fonoautógrafo, era de hecho una grabación del sonido que sólo necesitaba un medio de reproducción adecuado para sonar, y ser escuchada por un usuario.
El fonoautógrafo funcionaba de la siguiente manera: tenía una especie de barril abierto por un extremo, hacia el cual se hablaba (o tocaba un instrumento, o lo que fuera). En el otro extremo del barril había una membrana flexible que tenía una cerda pegada –esto es, un pelo duro de cerdo o jabalí, no un ejemplar femenino de la especie–. Cuando la membrana vibraba por el sonido recibido, la cerda oscilaba. Al otro lado del barril se ponía un cilindro de vidrio (o, posteriormente, papel enrollado) que se había tiznado antes con una lámpara de gas. Cuando se quería grabar un sonido, se hacía girar el cilindro manualmente mientras se hablaba hacia el barril: la cerda iba “limpiando” el tizne negro del cilindro, formando una línea que era la representación visual del sonido.
Recientemente se ha podido reproducir una de las grabaciones del fonoautógrafo del francés utilizando tecnología moderna: la grabación más antigua de una voz humana.
Carlos Ramirez
No hay comentarios:
Publicar un comentario